Por Carlos Valdés Martín
La Suprema Corte de Justicia de México emitió una resolución
que cimbrará a la industria hotelera mexicana. Por primera vez condena a un
pago de 30 millones de pesos por la negligencia marcada por la muerte de un
huésped. La indemnización queda impuesta como “daño moral”, una cifra jamás
vista en el país por un caso semejante.
El caso sucedió en las instalaciones del lujoso hotel
Mayan, donde el joven Ángel Sinué se hospedaba. El sitio cuenta con un lago
artificial, que ocultaba el riesgo mortal por una bomba eléctrica que no había
recibido mantenimiento. El joven utilizó una lancha en ese sitio y se
desencadenó la tragedia, siendo electrocutado al contacto con el agua del
sitio. La situación se complicó, pues el personal del hotel no estaba capacitado
para enfrentar esa contingencia y los socorros médicos fueron inadecuados.
Debido a que la Suprema Corte de Justicia es la máxima
autoridad legal del país, el caso generará un gran revuelo en el sector
hotelero y las repercusiones se podrán sentir en otros servicios. ¿Cuentan las empresas con reservas económicas
para enfrentar ese tipo de condenas? ¿Cuántas medidas de seguridad son
suficientes para librar la responsabilidad de quien presta el servicio?
Por lo regular, los contratos de seguros se manejan con
cantidades muy inferiores a lo que ha condenado la SCJ. Las obsoletas normas
turísticas mexicanas, ahora quedarán obsoletas por partida doble. Pocos establecimientos
cuentan con seguros de suficiente Suma Asegurada para enfrentar ese nivel de
demandas.