Por Carlos Valdés Martín
Ahorrar o pagar deudas personales: ¿qué hacer primero?
Si lees esto, adivino que estás harto de pagar deudas. El dinero adeudado suele desbordarse y resulta muy molesto, incluso angustiante. En cambio, contar con ahorros da tranquilidad y hasta libertad financiera. Ya te diste cuenta que el ahorro es ese dinero que sí es completamente tuyo, mientras una quincena bajo endeudamiento deja de ser tuya.
Como hay distintas situaciones, en algunas ocasiones una deuda no es perjudicial, como en las hipotecarias de bajo costo.
Supongamos que sí hay un dilema. Te ha llegado el bendito aguinaldo y debes escoger.
Hay muchas deudas que son un desastre y el sufrido ciudadano debe deshacerse de esa deuda lo antes posible. El ejemplo más típico son las deudas con tarjeta de crédito, que arrastran costos financieros carísimos, y fácilmente aplican la fuerza del interés compuesto en contra tuya.
A las deudas en tarjeta de crédito debemos evitarlas y “apagar ese fuego” lo más pronto posible, porque son demasiado caras. Hay que utilizar las técnicas del “totalero” que carga tarjetas para no llevar efectivo, y en la fecha de pago cubre el 100% de la deuda.
Situaciones personales complicadas
Hay quienes contraen varias deudas personales y están muy atorados en una dinámica negativa. Esas personas están urgidas de una especie de “terapia financiera” para modificar lo más rápido posibles su situación desventurada.
El deudor debe de aplicar todo su esfuerzo y concentración en tomar medidas para reducir efectivamente y lo más rápido ese tipo de deudas. Jugar a engordar el saldo de la tarjeta de crédito, fácilmente se convierte en un “suicidio financiero”. Jamás se debe jugar a pagar únicamente el mínimo de lo que marca la tarjeta. Pagar el mínimo mensual que marca la tarjeta en automático implica engordar una deuda y que se comiencen a acumular intereses sobre intereses. La única recomendación viable es pagar lo más pronto posible las tarjetas de crédito y nunca tener saldos deudores porque son carísimos.
Hay una excepción temporal en las tarjetas que se llaman “meses sin intereses”, donde el cliente adquiere un bien o servicio costoso, el cual se divide en varios pagos sin aplicar intereses de la tarjeta. Ahí, el pago mensual está controlado y no perjudica en nada al cliente; siempre y cuando el tarjetahabiente sea cuidadosísimo en no atrasarse con sus pagos corrientes. Cuando hay un atraso en el pago corriente, la parte de “meses sin intereses” sí generará un interés por moratoria, que sí provoca un daño financiero. Cuanto el tarjetahabiente es descuidado o moroso tampoco debe meterse a esa modalidad, pues terminará en problemas.
Otros créditos personales
Hay otros créditos al consumo que también son perjudiciales, pero presentan un comportamiento más controlado. Hay importantes créditos al consumo que manejan pagos fijos y no parecen perjudicar al deudor. El más típico es el crédito automotriz, que aparentemente maneja una tasa baja o preferencial, sin embargo, al revisar las tablas de amortización, el resultado es que se paga una carretada de intereses enorme.
Para quienes requieren por fuerza o conveniencia un vehículo nuevo, ese tipo de créditos son indispensables, pero debe haber consciencia que el vehículo termina costando muchísimo más de lo que se presupuestaron inicialmente. Se recomienda considerar el costo del vehículo ya con el crédito para observar todo lo que se pagará por el preciado automóvil. En lo posible hay que evitar o reducir esos créditos al consumo lo más rápido posible.
El menos malo de la familia
El crédito hipotecario se considera el más económico de la familia de créditos personales, y por sus menores intereses a un plazo más largo, suele ser el que mejor se adapta al presupuesto del deudor. Sin embargo, también hay una increíblemente grande cartera de personas que terminan abandonando la propiedad adquirida porque no pueden pagar su hipoteca. ¿Por qué sucede esto?
Recordemos que la situación personal cambia cuando un despido, enfermedad o robo generan un imprevisto, de tal manera que el deudor se vuelve insolvente. ¡Qué situación tan triste perder una casa por la que se ha estado pagando hipoteca durante varios años! Y sí sucede más frecuente de lo que nos imaginamos. En el país hay cientos de miles de departamentos y casas abandonados ante una hipoteca, incluso hasta cuando hay hipotecas “blandas” proporcionadas por instituciones de gobierno.
Tres escenarios
Para resumir, integraremos tres escenarios frente a los principales tipos de créditos, donde se sacarán conclusiones claras para enfrentar las deudas perjudiciales y obtener un mejor nivel de vida.
Escenario trágico. Cuando se tiene un crédito al consumo creciente, tipo tarjeta de crédito, lo más probable es que resulte imposible ahorrar. En ese caso, conviene dedicar todo el esfuerzo financiero a apagar ese fuego. Incluso es viable sustituir el crédito de tarjetas por un crédito al consumo algo menos costoso en términos reales. Lo que es catastrófico es seguir con las malas costumbres de usar el crédito de tarjetas con temeridad.
Escenario presionado. Cuando se contratan créditos de consumo que presionan la economía, pero no están creciendo, casi siempre conviene irlos adelantando para terminar con esa merma. En algunos, casos resulta viable ahorrar un poco del ingreso personal mientras se va pagando ese tipo de créditos como el automotriz. Y el contar con algo de ahorro evitará caer en alguna moratoria que también es muy perjudicial.
Escenario largoplacista. Cuando se contrata una hipoteca resulta muy importante ahorrar para convertir ese dinero en una inversión y un respaldo ante emergencias. Ese ahorro protege cuando haya algún tropiezo, y entonces se contará con el flujo de efectivo para no perder la casa por la hipoteca impagada. Las personas que tienen un ingreso suficiente pueden generar un ahorro significativo, que les permita obtener un capital propio y mientras se reduce el pago de la hipoteca, sea viable formar su propio fondo de jubilación.
Moraleja
Además de pagar tus deudas, en especial, acabar con tus deudas más malas, es importante que ahorres para tu futuro. Lo que hacer ahora por tu futuro es clave para tu yo de los años difíciles cuando (como dijo el predicador) se aflojen las muelas y las ventanas de la casa…