sábado, 14 de junio de 2025

DINAMARCA CÓMO LLEGÓ A DESTACAR

 


Por Carlos Valdés Martín

¿Una península desolada y de tierras bajas llegó a ser una afamada nación y un ejemplo para México? ... Ese país antes fue uno de los centros de los pueblos vikingos tan aguerridos: comerciantes, conquistadores y con nivel de cultura intrigante[1]. La aparición milagrosa de la bandera de Dinamarca remonta al año 1217 (quizá es una ficción como tantas leyendas), con una fecha anterior a los Aztecas y su mítica salida desde Aztlán. Más allá de Europa el famoso faro de Alejandría estaba volviéndose escombros, para que sus piedras se reutilizaran en una fortaleza de guerreros “mamelucos”.

Para cuando se funda Tenochtitlán esos simpáticos espacios del norte de Europa sufrían las invasiones vikingas. Al consolidarse las expansiones territoriales, entonces Dinamarca formaba parte de reinos con raíz vikinga procedentes de Noruega, Suecia, abarcando Finlandia, Estonia, Letonia... y hasta Islandia. 

Todavía bullía el proceso de colonización interna cuando la preponderancia sobre esa región pasó al reino de Suecia, el cual se volvió la potencia conquistadora de esa enorme región, desafiando a Rusia y Alemania. En ese sentido, el reino danés fue eclipsado por una Suecia aguerrida y expansionista, bajo el mando de la dinastía de Carlos XII. La península danesa, perdió importancia autónoma y después fue sometida a los designios de las potencias alemanas nacientes, durante los siguientes siglos XVIII y XIX. 

Napoleón Bonaparte también pisoteó al reino danés, el cual siguió demostrando debilidad...  Hacia mediados del siglo XIX Dinamarca entró en una lenta ruta de modernización y comenzó su régimen de monarquía constitucional, cuando afianzó un equilibrio entre la aristocracia local y los grupos burgueses en crecimiento. 

Para entonces la expansión danesa se limitaba a colonias irrelevantes como Groenlandia e Islandia; asimismo, cuando participó en otros conflictos militares fracasó. Dinamarca quedó resentida con las nuevas potencias alemanas, porque éstos le arrebataron territorios que consideraba suyos, donde había afinidad étnica por las migraciones.

En el comienzo del siglo XX no se consideraba a Dinamarca un país rico, sino un espacio irrelevante del ajedrez entre las grandes naciones hostiles. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, ese país sostenía un gobierno opuesto a Hitler, aunque se rindió sin luchar ante la invasión.

A partir del siglo XX Dinamarca define un modelo de país que combina economía capitalista y Estado de bienestar, el cual mantiene envidiables indicadores de nivel de vida. Esto se hizo sin recursos de colonias extranjeras ricas, tampoco posee ningún recurso natural comparable a los de México. Incluso Dinamarca no tiene empresas capitalistas emblema, más allá de la famosa Mattel; la dueña de los productos Lego, que posee una marca con renombre mundial.  El bienestar en Dinamarca, es un caso de éxito conquistado con un modelo discreto y operando a ras de piso, que resulta aleccionador el estudiarlo.

A manera de epílogo cabe anotar que entre los daneses florece un bello sentimiento de culpa. Subrayo que califico dicho “sentimiento de culpa” danés, como algo hermoso, que se ejemplifica por el filósofo Kierkegaard[2], el destacado teórico de la angustia existencial.

NOTAS 



[1] Algunas referencias señalan que se subestima el nivel cultura vikingo debido a la propia leyenda de los feroces guerreros. Para algunos fueron los griegos clásicos del Norte. Véase Anderson, Las transiciones de la antigüedad al feudalismo.

[2] Considerado fundador del existencialismo moderno, caracterizado por una obra amplia, donde desentraña el significado de angustiarse ante la nada. Por ejemplo, Temor y temblor.

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