martes, 30 de septiembre de 2025

REGRESO A "BACHELANDIA"

 


Por Carlos Valdés Martín

 

Transcurría el año del cuadrado perfecto, cuando la hermosa capital recibió el infame apodo de “Bachilandia”. Créanme que el apodo se queda corto y no es un descrédito ni un insulto. Llamar Bachilandia a la ciudad se queda corto frente al desastre en la circulación sobre las vías más concurridas.

Era difícil imaginar tanta inutilidad en el asfaltado.

Como una pesadilla de crecimiento en la mancha maligna…

Los hoyos se volvían baches y los baches se convertían en trincheras, que, en el extremo, se convertían en auténticos socavones. Cuentan las noticias que un enorme camión refresquero fue tragado por un hueco tan grande, un socavón en una calle de Iztapalapa.  ¿Cómo la capital de un país enorme se convierte en una zona que parece bombardeada en la guerra? La ciudad más rica del país sufre bajo un descuido sistemático.

Resulta sabido y hasta choteado que las autoridades declaran pretextos cada vez que alguien cae en un bache. Hasta hay una Seguro oficial para indemnizar por los baches. Con intención o sin quererlo, esos peligrosos los agujeros urbanos se extienden como una enfermedad sobre la piel enfermiza.

Las lluvias empeoran este panorama al máximo. Las lluvias acumuladas dejan charcos que son un camuflaje para los baches. Un motociclista conocido cayó de cabeza por un hoyo bajo el charco. Al salir del hospital declaró a una periodista que nunca se había sentido tan avergonzado por una caída.

El auxilio vial es cada vez más necesario dentro del Seguro de automóvil.

Al visitar a los familiares y amigos en Querétaro, me sorprendió gratamente volver a circular con un manejo tranquilo, pues no había ese exceso de fallas sobre la carpeta asfáltica.

¡Qué fácil es acostumbrarnos a lo bueno! ¿Para qué habituarnos al bache malo?

 

 

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