Por Carlos Valdés Martín
En días
recientes recibí un video casero donde una mujer denunciaba que un suplemento
de aceite de pescado había provocado un daño en su hermano. En la imagen se
observa cómo el aceite de pescado disuelve un trocito de unicel y como soy
curioso, decidí experimentar el caso ya que tengo unas cápsulas de aceite de
salmón que dejé de consumir por el mal sabor o porque se quedaron al fondo de
la alacena (a estar alturas ya no lo sé). Repetí la experiencia y descubrí que
era totalmente verdadero, solamente que fue un poco más lento, pero en unos 15
minutos un buen trozo de unicel había desaparecido por la acción del aceite de
pescado. Ante las pruebas tan contundentes decidí dar testimonio e investigar
más a fondo qué sucede con estos suplementos tan populares.
Informes
de toxicidad a largo plazo
Una
investigación de una Universidad de España indica que el consumo prolongado de
aceite de girasol o de pescado afecta de forma negativa al hígado, incluso
casos peligrosos que desencadenan esteatohepatitis, lo cual relacionan en
directo con cirrosis y cáncer de hígado. En un amplio estudio que incluyó
animales y humanos se concluye que el tipo de grasa que se acumula varía según
la alimentación
Tres grasas
fueron estudiadas, siendo aceite de oliva virgen, aceite de girasol y aceite de
pescado. Entre todas, la que mejor preservó el hígado fue el aceite de oliva
virgen, mientras que el aceite de girasol indujo fibrosis, alteraciones y un
alto grado de oxidación. El aceite de pescado produjo un resultado contrario a
la creencia popular, pues intensifica la oxidación asociada al envejecimiento,
también “redujo la actividad de la cadena de transporte electrónico
mitocondrial y alteró la longitud relativa de los telómeros”[1]
Riesgo de los metales infiltrados
Por si fuera
poco, en los aceites de pescado, existe un amplio reporte de infiltración de
metales tóxicos conforme crece la contaminación de los mares. Según un sitio de
internet “muchas marcas están contaminadas con relativamente grandes dosis de
metales pesados como mercurio, plomo,
cadmio, plomo, cromo o arsénico y sustancias químicas tóxicas, entre las
que se encuentran: PCBs, dioxinas, PDEs,
PCP's , y sustancias radioactivas como el estroncio.”[2]
La simple lista nos produce mareo y eso que no abordamos un barco.
Para, en lo
posible reducir el daño, también hay recomendaciones para distinguir entre las
especies más o menos contaminadas. Los pescados y mariscos con mayor concentración metálica y tóxica son
los de talla más grande, al
quedar situados en la parte alta de la cadena trófica, como:
- Atún
- Pez espada o Marlín
- Tiburón o Cazón
Además dentro del grupo de los mariscos con más contaminantes, preocupan
especialmente los mejillones, ostiones y ostras, que filtran el agua contaminada para alimentarse. Algunos de los
pescados con menor riesgo de
contaminación son aquellos de menor tamaño, o de agua dulce:
- Lubina
- Dorada
- Sardinas
- Lenguado
- Trucha
- Salmón
Entre los beneficios del Omega 3 y los riesgos
señalados
Son altamente conocidos los beneficios de los aceites derivados de los
pescados, que aquí no detallaré. Pero sus beneficios deben estar contrastados
con los riesgos evidentes, al manifestar capacidades disolventes tan
llamativas, además de investigaciones científicas que alertan por daños de
largo plazo.
En todos estos aspectos, presupongo que los fabricantes, vendedores y
consumidores buscamos un buen producto que nos beneficie de diferentes maneras,
ahora bien para nuestra especialidad la pregunta es:
¿De qué manera sirven los Seguros
Médicos en este escenario?
Buscando un ejemplo encontré lo siguiente: Un adulto con un historial
sano decidió orientarse en una senda todavía más saludable. Lo llamaré Josué
quien entró a un gimnasio y empezó a comer suplementos alimenticios. En
principio todos los cambios fueron favorables, mejoró su vitalidad, bajó de
tallas y se sintió mejor consigo mismo. El cambio avanzaba sin contratiempos y,
como de costumbre, Josué fue tomando un suplemento y luego otro; unos para
mejorar musculatura, otros antioxidantes, etc. Un mal día sintió una fiebre,
primero fue a una consulta médica, luego le hicieron estudios y las fiebres
volvían. Pasó de un médico general a un especialista y a otro hasta que
detectaron un problema en el hígado con síntomas de cirrosis. Descartando el
consumo de alcohol y ningún antecedente de hepatitis, entonces se supone que
hubo un factor que fue intoxicando este hígado. Por fortuna, a quien llamamos
Josué salió con bien.
En la cobertura de Seguro de Gastos Médicos Mayores ante una enfermedad
de hígado no prexistente, únicamente el tema de la vesícula suele tener un
periodo de espera. En el ejemplo, los gastos fueron cubiertos y para el tema
comentado existe la hipótesis de que alguna sustancia que se recomienda y no
tiene requisito alguno, por lo que se comercia libremente, entonces se hablaría
de una intoxicación involuntaria.
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