Por Carlos Valdés Martín
La pirámide poblacional cambió radicalmente por el envejecimiento demográfico. La proporción de personas mayores de 60 años está aumentando, mientras que la proporción joven disminuye. Esta tendencia es irreversible y marcará fatalmente las posibilidades de jubilación.
Si no queda claro quizá hay que comenzar aclarando qué es una pirámide poblacional. Dicha pirámide poblacional es una gráfica basada en datos REALES de las edades de un país o región. Lo primero es que los datos son representativos y confiables. La población se agrupa por edades, lo usual es cada 5 o 10 años. En la parte de arriba está la población más vieja y en la base los recién nacidos. La base de esta gráfica abajo es lo más joven y arriba lo mayor en edades. En el pasado, siempre la parte de abajo era muy grande y se iba reduciendo el tamaño conforme se sube en la gráfica, para terminar en una punta fina; es decir, siempre parecía una pirámide. Pero en muchos países la gráfica ha dejado de parecer una pirámide para parecerse más a un edificio de rascacielos con una punta fina. Así, entonces la pirámide poblacional está dejando de ser una figura de pirámide.
Esta figura es sumamente útil para analizar algunas necesidades y potencialidades de la población. Cuando la base es muy grande las necesidades de educación y atención a la infancia son muy grandes, el reto educativo es importante. Una base grande algunos la llaman el “bono poblacional”, porque consideran que contar con mucha población joven proporciona un futuro prometedor.
La forma de la pirámide en México y sus consecuencias
En México esa gráfica revela que hay:
1) base estrecha que representa a la población infantil (0-14 años)
2) amplia sección central que representa a la población en edad laboral (15-59 años)
3) cúspide que representa a la población añosa (60 años o más)
Este modelo demográfico tiene un impacto en la jubilación en México. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en 2022, el 70% de la población laboral de 60 años o más tenía un empleo[1]. Esto sugiere que la edad de jubilación tradicional de 65 años no será sostenible en el futuro. El proyecto de incremento del salario mínimo y su efecto positivo en el derecho legal de jubilación, en el corto plazo repercutirá en una carga de jubilaciones estatales que recargará las finanzas del Estado.
Desafíos
Las condiciones implican una tendencia al envejecimiento demográfico del país, que resumiendo en dos polos opuestos:
- Problema: La creciente demanda de servicios de salud y pensiones genera presión sobre el sistema de seguridad social.
- Oportunidad: La acumulación de educación y habilidades de la población añosa será aprovechada como potencial productivo.
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