lunes, 24 de abril de 2023

DE LA PENICILINA Y EL DON DE LA GRATITUD



 

Por Carlos Valdés Martín

 

Hace menos de un siglo las infecciones que ahora son leves, entonces eran mortales o provocaban la más espantosa incapacidad. La ciencia médica estaba en una etapa anterior y no había manera de resolver efectos de bacterias que dañaban los órganos del cuerpo. Esta narración nos transporta hasta ese tiempo, cuando estaba por suceder algo maravilloso que cambiaría la vida de millones de personas. Pero este relato comienza con una desgracia.  

Circula en la red este relato anónimo, [1] que incluye un mito edificante: “Un día un aldeano que caminaba por una zona pantanosa se encontró con un joven metido hasta la cintura en el pantano, asustado, llorando y tratando de liberarse. El granjero salvó al joven de una muerte lenta y cruel.

Al día siguiente, un elegante carruaje apareció en la finca. Un noble elegantemente vestido salió y se presentó como padre del niño ayudado por el granjero.

"Me gustaría recompensarte", dijo el noble: "¡Salvaste la vida de mi hijo!"

"No puedo aceptar dinero por lo que he hecho", respondió el granjero escocés.

En ese mismo momento, el hijo del granjero llegó a la puerta de la choza.

— ¿Es él tu hijo?  preguntó el noble

"Sí", dijo el granjero con orgullo.

"Entonces ofrezco un trato"

"Déjame darle a tu hijo la misma educación que a mi hijo"

"Si el hijo es como su padre, estoy seguro de que será un hombre del que ambos estaremos orgullosos".

Y el granjero aceptó, porque la modestia que rechaza para sí un bien, es incapaz de negarle un futuro mejor a su hijo.

El hijo del granjero, Alexander Fleming asistió a cursos en las mejores escuelas y, finalmente, se graduó de la Escuela de Medicina del Hospital Saint Marie en Londres.

El famoso doctor Alexander Fleming descubrió la penicilina.

Años más tarde, el hijo del mismo noble, rescatado del pantano, enfermó de neumonía.

¿Qué le salvó la vida esta vez?  ... Fue la penicilina.[2]

¿Cómo se llamaba el noble? Sir Randolph Churchill y su hijo Sir Winston Churchill.

Alguien dijo una vez: "Todo lo que va vuelve..."”

Ahora bien, lo que para este relato está marcado por la fantasía, está basado en otras anécdotas distintas sobre actos de generosidad, que son recompensados a la vuelta del tiempo. Sin duda, todos deseamos que los buenos actos de las personas sean recompensados de alguna manera y, a veces, la fortuna sonríe y en otras ocasiones se diseña una cuidadosa estrategia que trae el bienestar a las personas amadas con el paso del tiempo. En este relato sí hay una parte cierta, que el estudiante brillante Alexander Fleming se convirtió en un científico de la medicina que se dedicó a investigar hasta encontrar una nueva medicina contra infecciones mortales. Ese relato señala que quien busca algo positivo por el camino correcto logrará un gran bien para muchas personas y no únicamente para su satisfacción. Esa parte realista conduce hacia otra anécdota que se repite constantemente.

Una amiga hace pocos años comentó una situación personal y cómo una previsión cambió, para bien, su infancia y educación:

“Cuando era niña creí que mi mamá tiraba su dinero cuando juntaba con esfuerzo para pagar un contrato. Por mi parte, no entendía por qué ella me decía que ese contrato era tan importante. En mi mentalidad de niña solamente veía una carpeta con papeles. La primera vez que me la enseñó, en ese entonces, yo ni siquiera sabía leer bien.

Mi papá se había marchado hacia el Norte, al otro lado de la frontera, y todo indicaba que se había olvidado de nosotras. Mi madre se santiguaba ante una imagen y ponía una veladora para que él regresara, aunque no era muy devota.

Pasaron los años y papá no regresó. En una ocasión, mi madre llamó a su hermana para mostrarle la misma carpeta con papeles. Le dijo que era un “Seguro”.

Todavía no terminaba la primaria, cuando apareció mi tía y me abrazó con cariño. Dijo llorando: “Vamos a extrañar mucho a tu mami”.

Fui a vivir al departamento de mi tía. Era pequeño y su hija fue como mi hermana.

Cuando había pasado el duelo del velorio, una tarde la tía sacó la misma carpeta y dijo: Con esto no te va faltar escuela dónde estudiar. Se lo prometí a tu madre, que lo del Seguro de Vida será para tu escuela. Y así fue.

Esa amiga es ingeniero industrial que cursó una carrera brillante y consiguió un empleo en una trasnacional. Ella se casó y tuvo gemelitas, dos niñas. Ella, en un cajón de su sala tiene guardada una carpeta con un contrato de Seguro de Vida. Ella no permitirá que una cochina casualidad deje truncado el camino de sus pequeñas hijas.

NOTAS:

[1] Fuente de la calificación como mito de la red se encuentra documentado en https://factual.afp.com/http%253A%252F%252Fdoc.afp.com%252F9QV8NF-1 que consultó al archivo de Churchill al respecto.

[2] Hay una parte de verdad en el relato, en cuanto Churchill sí padeció neumonías y en alguna ocasión consultó a Fleming, prestigiado por su reciente descubrimiento. Según el archivo Churchill:  https://winstonchurchill.org/resources/reference/frequently-asked-questions/personal-life/