sábado, 25 de agosto de 2018

DAÑOS POR ACEITE DE PESCADO TÓXICO Y OTROS SUPLEMENTOS






                               Por Carlos Valdés Martín

En días recientes recibí un video casero donde una mujer denunciaba que un suplemento de aceite de pescado había provocado un daño en su hermano. En la imagen se observa cómo el aceite de pescado disuelve un trocito de unicel y como soy curioso, decidí experimentar el caso ya que tengo unas cápsulas de aceite de salmón que dejé de consumir por el mal sabor o porque se quedaron al fondo de la alacena (a estar alturas ya no lo sé). Repetí la experiencia y descubrí que era totalmente verdadero, solamente que fue un poco más lento, pero en unos 15 minutos un buen trozo de unicel había desaparecido por la acción del aceite de pescado. Ante las pruebas tan contundentes decidí dar testimonio e investigar más a fondo qué sucede con estos suplementos tan populares.

Informes de toxicidad a largo plazo
Una investigación de una Universidad de España indica que el consumo prolongado de aceite de girasol o de pescado afecta de forma negativa al hígado, incluso casos peligrosos que desencadenan esteatohepatitis, lo cual relacionan en directo con cirrosis y cáncer de hígado. En un amplio estudio que incluyó animales y humanos se concluye que el tipo de grasa que se acumula varía según la alimentación
Tres grasas fueron estudiadas, siendo aceite de oliva virgen, aceite de girasol y aceite de pescado. Entre todas, la que mejor preservó el hígado fue el aceite de oliva virgen, mientras que el aceite de girasol indujo fibrosis, alteraciones y un alto grado de oxidación. El aceite de pescado produjo un resultado contrario a la creencia popular, pues intensifica la oxidación asociada al envejecimiento, también “redujo la actividad de la cadena de transporte electrónico mitocondrial y alteró la longitud relativa de los telómeros”[1]

Riesgo de los metales infiltrados
Por si fuera poco, en los aceites de pescado, existe un amplio reporte de infiltración de metales tóxicos conforme crece la contaminación de los mares. Según un sitio de internet “muchas marcas están contaminadas con relativamente grandes dosis de metales pesados como mercurio, plomo, cadmio, plomo, cromo o arsénico y sustancias químicas tóxicas, entre las que se encuentran: PCBs, dioxinas, PDEs, PCP's , y sustancias radioactivas como el estroncio.”[2] La simple lista nos produce mareo y eso que no abordamos un barco.
Para, en lo posible reducir el daño, también hay recomendaciones para distinguir entre las especies más o menos contaminadas. Los pescados y mariscos con mayor concentración metálica y tóxica son los de talla más grande, al quedar situados en la parte alta de la cadena trófica, como:
  • Atún
  • Pez espada o Marlín
  • Tiburón o Cazón
Además dentro del grupo de los mariscos con más contaminantes, preocupan especialmente los mejillones, ostiones y ostras, que filtran el agua contaminada para alimentarse. Algunos de los pescados con menor riesgo de contaminación son aquellos de menor tamaño, o de agua dulce:
  • Lubina
  • Dorada
  • Sardinas
  • Lenguado
  • Trucha
  • Salmón

Entre los beneficios del Omega 3 y los riesgos señalados
Son altamente conocidos los beneficios de los aceites derivados de los pescados, que aquí no detallaré. Pero sus beneficios deben estar contrastados con los riesgos evidentes, al manifestar capacidades disolventes tan llamativas, además de investigaciones científicas que alertan por daños de largo plazo.
En todos estos aspectos, presupongo que los fabricantes, vendedores y consumidores buscamos un buen producto que nos beneficie de diferentes maneras, ahora bien para nuestra especialidad la pregunta es: 

¿De qué manera sirven los Seguros Médicos en este escenario?
Buscando un ejemplo encontré lo siguiente: Un adulto con un historial sano decidió orientarse en una senda todavía más saludable. Lo llamaré Josué quien entró a un gimnasio y empezó a comer suplementos alimenticios. En principio todos los cambios fueron favorables, mejoró su vitalidad, bajó de tallas y se sintió mejor consigo mismo. El cambio avanzaba sin contratiempos y, como de costumbre, Josué fue tomando un suplemento y luego otro; unos para mejorar musculatura, otros antioxidantes, etc. Un mal día sintió una fiebre, primero fue a una consulta médica, luego le hicieron estudios y las fiebres volvían. Pasó de un médico general a un especialista y a otro hasta que detectaron un problema en el hígado con síntomas de cirrosis. Descartando el consumo de alcohol y ningún antecedente de hepatitis, entonces se supone que hubo un factor que fue intoxicando este hígado. Por fortuna, a quien llamamos Josué salió con bien.
En la cobertura de Seguro de Gastos Médicos Mayores ante una enfermedad de hígado no prexistente, únicamente el tema de la vesícula suele tener un periodo de espera. En el ejemplo, los gastos fueron cubiertos y para el tema comentado existe la hipótesis de que alguna sustancia que se recomienda y no tiene requisito alguno, por lo que se comercia libremente, entonces se hablaría de una intoxicación involuntaria.

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