jueves, 24 de octubre de 2019

RESUMEN “INVERSOR INTELIGENTE” DE BENJAMIN GRAHAM






Previo

El Inversor Inteligente, cuyo título en inglés es “The Intelligent Investor”, fue publicado por primera vez en 1949. Desde entonces se han publicado una serie de versiones posteriores que incluyen un prólogo y apéndices escritos por Warren Buffett (discípulo de Graham). De hecho, según Buffett, el libro «El Inversor Inteligente» es “Sin lugar a dudas, el mejor libro sobre inversión jamás escrito”. Las versiones más recientes del libro han sido comentadas y actualizadas por Jason Zweig, un conocido periodista financiero estadounidense.[1]
Este es uno de los libros que sentaron la base del value investing o inversión en valor. Pero los aprendizajes del libro encuentran aplicación a otras inversiones fuera del mundo de la bolsa, pues Graham también comparte valiosos consejos aplicables a nuestro día a día.

Benjamin Graham

El autor nació en 1894 en Londres, aunque vivió y trabajó en Estados Unidos. Ahí fue uno de los economistas e inversores más influyentes, motivo por el cual se le considera como uno de los mejores inversores de la historia.
Graham se especializó en la inversión a largo plazo y se le considera como el padre del value investing. Fue también el mentor de Warren Buffett en la Universidad de Columbia, siendo que Buffett se ofreció a trabajar para él gratuitamente a cambio de aprender su filosofía de inversión.
Para Graham, conseguir buenos beneficios invirtiendo dependía, sobre todo, de conseguir acciones infravaloradas y apostar por invertir a largo plazo. Para eso, como explica en el libro El Inversor Inteligente, tienes que investigar y conocer muy bien el mercado.
Así pues, Benjamin se especializó en el análisis fundamental de la bolsa.
Este libro, que te enseña cómo invertir en acciones, es una obra que perdura en el tiempo a pesar de que han pasado más de 70 años desde que se publicó.
A continuación, encontrarás las 8 principales lecciones que se pueden extraer del libro.

1. El value investing y la importancia del largo plazo

El value investing consiste en comprar activos por debajo de lo que valen en términos reales (activos propios) que se constatan en medios contables. Es decir, el valor real de la acción debe ser superior al precio que pagas por ella y cuanto más lo supere, es mejor. Para saber si el precio es bueno se debe acostumbrar a cuantificar, la matemática ante todo, como el requisito de los pitagóricos.[2]
Según Graham, lo mejor es invertir en empresas con un PER inferior a 10. El PER, del inglés «price-to-earnings ratio» no es más que la relación entre el precio de la acción y el beneficio de la empresa. Por lo tanto, el PER se obtiene dividendo el precio de la acción por el beneficio por cada acción.
En el libro, Graham explica que el inversor inteligente no es quien busca beneficios a corto plazo, sino quien invierte a largo plazo
El inversor debe realizar una investigación exhaustiva para encontrar acciones infravaloradas, pero con un potencial de crecimiento. Para eso, debe analizar las empresas y sus balances hasta saber si será rentable a largo plazo, porque la acción es una participación en una empresa, por tanto se requiere estudiar a la empresa.[3]
Después de comprar las acciones, deberá esperar el tiempo necesario hasta que el mercado se dé cuenta del valor real de la empresa y así el inversor gane rendimientos al venderlas. De ahí la importancia de invertir a largo plazo, ya que a corto plazo la bolsa puede infravalorar las acciones y acabará perdiendo dinero.

2. No al Especulador, Sí al Inversor

Graham explica que es fundamental hacer una diferenciación clara entre especulación e inversión.
El inversor se considera propietario de una empresa y, por lo tanto, quiere que sea un negocio rentable y procura que tenga beneficios. Al inversor no le importa esperar para ganar dinero en bolsa.
Por el contrario, el especulador busca obtener beneficios rápidamente sin importarle en qué empresa pone su dinero. Al especular, si uno se equivoca se pueden llegar a obtener resultados desastrosos y perder mucho dinero.
El autor explica que es preferible obtener resultados seguros a largo plazo que intentar conseguir dinero de forma rápida especulando.
Graham define la inversión como una operación que, tras un análisis exhaustivo, promete seguridad y un rendimiento adecuado. Según esta definición, para poder clasificar una operación como inversión, ésta deberá incluir un análisis exhaustivo, seguridad y un rendimiento adecuado

3. Inversor pasivo-defensivo y el activo-agresivo

En el libro, se describen dos tipos de inversores recomendables: el inversor pasivo (o defensivo) y el inversor activo (agresivo o emprendedor).
Los inversores pasivos son los que se centran en evitar pérdidas o errores graves. No quieren dedicar mucho tiempo a seleccionar activos y procuran equivocarse lo menos posible.
Por el contrario, los inversores activos dedican tiempo y mucho cuidado a buscar las mejores opciones donde invertir para obtener un buen rendimiento.[4] Según Graham, si son pacientes y se esfuerzan, lograrán beneficios superiores al mercado, aunque sea la excepción.[5] Aunque el promedio positivo del largo plazo podría resultar suficientemente atractivo para tener éxito en el mundo de las inversiones.
A lo largo del libro, Benjamin Graham explica qué opciones son mejores para cada tipo de inversor, pues obviamente no invertirá de la misma manera un inversor defensivo que un inversor agresivo.

4. Conocer el mercado de valores

El mercado de valores es imprevisible. Está en constante movimiento entre el pesimismo y el optimismo amplificados. Por lo tanto, Graham afirma que es esencial conocer las fases del mercado para poder invertir con tranquilidad.
El autor explica el comportamiento del mercado de valores a través de la figura de Mr. Market, un personaje maníaco-depresivo con cambios de humor constantes.
Cuando Mr. Market está de buen humor y es muy optimista, quiere vender acciones a un precio muy elevado. Por el contrario, cuando Mr. Market se siente triste y pesimista, las vende por debajo de su valor.
Graham explica que el inversor inteligente sabe beneficiarse de los cambios de humor de Mr. Market y compra acciones cuando está pesimista y las vende cuando está optimista.
El autor también recomienda no vender las acciones ante una pequeña señal de crisis, pues el mercado siempre se recupera después de una crisis.

5. Margen de seguridad

Como vimos anteriormente, Benjamin Graham dice que es preferible intentar aprovecharse de los errores de la bolsa de valores en vez de tratar de adivinar sus movimientos
Aunque es inevitable perder dinero al invertir en acciones, el inversor inteligente debe asegurarse de que esa pérdida no sea excesivamente importante. Es precisamente por eso que únicamente recomienda invertir si hay un margen de seguridad suficiente.
El margen de seguridad es la diferencia que hay entre el precio de mercado de la acción y su valor intrínseco.
Es decir, al comprar acciones que están infravaloradas, te aseguras de no perder mucho dinero. Cuánto más barata sea una acción, mayor es el margen de seguridad que consigues. De esa forma, te proteges de las fluctuaciones de la bolsa y de posibles errores que puedas cometer.

6. Diversificar es un acierto

Graham es rotundo: no inviertas todo tu capital en una sola acción, aunque sea muy prometedora.
Si te ciñes a acciones de una sola empresa, corres el riesgo de perderlo todo si a la empresa le va mal. Es por eso que Graham recomienda diversificar e invertir dinero en diferentes acciones y fondos de inversión.
En el libro se explica que nunca debes tener todo tu capital invertido en acciones, sino que es recomendable diversificar entre bonos y acciones. En términos generales, dice que un inversor no debe tener nunca más de un 75 % invertido en acciones, y el resto debe estar invertido en bonos.
Aunque está empíricamente demostrado que las bonos son menos remuneradores que las acciones en épocas de mercados alcistas. Por lo tanto, una cartera de «buy-and-hold» con un 25% permanentemente invertido en bonos sirve para dar tranquilidad al inversor y que no se tire de cabeza ante alguna señal bajista.

7. La inflación, el enemigo a vencer

La inflación consiste en un aumento de los precios de bienes y servicios durante un periodo de tiempo determinado. Según los estudios de Benjamin Graham, el inversor inteligente puede protegerse de la inflación comprando acciones.
Graham demuestra que refugiarse en el oro contra la inflación no ha sido una idea efectiva, sino una pérdida de recursos. Respecto de la propiedad inmobiliaria señala que también suele adquirirse a sobreprecios ruinosos.[6] Así, que recomienda pensar más en las buenas acciones, las que den un valor a largo plazo, juntando dividendos y crecimiento de la empresa.
El autor dice que la inflación se limita a robar nuestro patrimonio de manera silenciosa y el éxito de una inversión se mide analizando lo que queda de nuestro patrimonio después de un período de inflación. Cuanto mayor sea el retorno que ofrece la inversión, mayor será el valor de nuestro patrimonio y, por lo tanto, más exitosa habrá sido la inversión. Incluso presenta análisis de largo plazo mostrando cómo las acciones le han ganado la carrera a la inflación.[7]
Dado que las acciones de empresas cuidadosamente escogidas son un activo que llega a ser muy remunerador, es una de las mejores maneras de protegerse frente a la inflación y hacer crecer tu patrimonio a pesar de la existencia de la inflación.

8. Los fondos de inversión y ETFs

Graham explica que cuanto mayor es la rentabilidad de un fondo, más obstáculos de entrada presentará al inversor. Además, recuerda que la rentabilidad pasada no garantiza rentabilidad futura.
Cabe mencionar que Graham no recomendaba los fondos de inversión porque en su época tenían costes de entrada altos o estaban cerrados al público general; además, aborrece las fórmulas mecánicas de inversión, a las que considera un suicidio[8] y al concepto mismo de asesoría sobre cómo ganar dinero lo explica como un rasgo infantil.[9]  
Sin embargo, como comenta Jason Zweig, hoy en día esa realidad ha cambiado: las comisiones de entrada son mucho más bajas (en algunos casos prácticamente son nulas) y los fondos de inversión cerrados al público son minoría.
Dicho esto, si no tienes tiempo ni los conocimientos necesarios para realizar un análisis tan exhaustivo de empresas como Graham recomienda, una excelente solución para es invertir a largo plazo gracias a ETFs.[10] En la actualidad, esa estrategia se puede replicar mediante Optimaxx Plus de Allianz con acceso a ETFs. Te conviene saber más al respecto, consulta mis datos.

Conclusión

Descrito por Warren Buffett como «el mejor libro sobre inversión jamás escrito», El Inversor Inteligente es uno de los libros más influyentes sobre value investing escritos hasta la fecha. Hasta aquí vimos 8 principales lecciones que Benjamin Graham nos enseña en su gran texto. Si quieres aprender una metodología para invertir a largo plazo en bolsa y conseguir rendimientos reduciendo el riesgo conviene dedicarse a su lectura completa, donde aprenderás a definir qué tipo de inversor eres y qué estrategias existen para invertir con seguridad.
En definitiva, este libro es un clásico de la literatura financiera y su lectura es imprescindible para quienes deseen alcanzar beneficios invirtiendo en el mercado de valores.

NOTAS

[1] Principalmente tomado de https://www.elclubdeinversion.com/resumen-el-inversor-inteligente/ corregido y sintetizado por Carlos Valdés Martín

[2] “Adicionalmente, tenemos la esperanza de implantar en el lector la tendencia a medir o
cuantificar.” Graham, p. 10.
[3] “uno de nuestros requisitos esenciales en este terreno es que nuestros lectores se limiten a
emisiones que se vendan no muy por encima del valor de sus activos materiales.” Graham, p. 15.
[4] Graham es contrario a las operaciones de corto plazo. Lamenta la reducción promedio de la tenencia de acciones, demuestra que el cambio frecuente arruina la inversión y rechaza la operación intradía por irracional. En ese sentido la velocidad de decisión del on-line le parece una tendencia contra los intereses del inversor. Graham, p. 37.
[5] De manera repetida, insiste Graham que superar el promedio resulta casi iluso, señalando que la operación nerviosa, con movimientos frecuentes con facilidad resulta peor que el promedio.
[6] Graham, p. 49.
[7] “el inversor puede esperar un rendimiento por dividendo medio de aproximadamente el
3,5% del valor de mercado de sus acciones, más una apreciación de aproximadamente el 4% anual,
resultante de la reinversión de beneficios.” Graham. p. 46.
[8] Graham. “Todas las fórmulas mecánicas para obtener un resultado superior son una
«especie de proceso de autodestrucción, similar a la ley de rendimientos decrecientes».” P. 42.
[9] “Si el motivo por el que invierten las personas es el de ganar dinero, a la hora de buscar
asesoramiento están pidiendo a otras personas que les digan cómo pueden ganar dinero. Esa idea
tiene un cierto elemento de infantilismo.” Graham, p. 194.
[10] Los Electronic Trade Founds por sus siglas en inglés ETFs, cuando se aplican a los índices oficiales de las Bolsas o sus mejores segmentos, dan la ventaja de seguir al promedio.

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